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FUMIGACIÓN ZONAS VERDES
En los últimos años se está observando un incremento de plagas y enfermedades que están afectando seriamente la salud de nuestros jardines. Seguramente favorecido por el cambio de las condiciones ambientales y el significativo aumento de las temperaturas que estamos sufriendo.
Hay varias plagas de insectos que absorben la savia, debilitando nuestras plantas y favoreciendo la aparición de otras enfermedades.
Identificar los primeros síntomas a tiempo, permitirá actuar rápidamente para neutralizar el agente patógeno que amenaza la salud de sus plantas Impidiendo que sufra graves daños
PULGON, MOSCA BLANCA
PULGONES
Nombre científico: Aphididae.
Los áfidos o pulgones constituyen un grupo muy extenso de insectos. Pertenecen al orden Hemiptera, suborden Homoptera
(cicadelas, pulgones, moscas blancas y cochinillas) y forman la superfamilia Aphidoidea.
Los pulgones son insectos chupadores, y están provistos de un largo pico articulado que clavan en el vegetal, y por él absorben los jugos de la planta. Segregan un líquido azucarado y pegajoso por el ano denominado melaza, e impregna la superficie de la planta impidiendo el normal desarrollo de ésta.
Daños:
Los áfidos o pulgones pueden ocasionar distintos tipos de daños a las plantas, que pueden ser:
A) Directos. Se deben a la alimentación sobre el floema de la planta (existen muy pocas especies que se alimentan del xilema). Las ninfas y los adultos extraen nutrientes de la planta y alteran el balance de las hormonas del crecimiento. Esto origina un debilitamiento de la planta, deteniéndose el crecimiento, las hojas se arrollan y si el ataque es muy severo puede secar la planta. La detención del desarrollo o la pérdida de hojas se traduce en una reducción de la producción final.
B) Indirectos. Como consecuencia de la alimentación pueden generarse los siguientes daños indirectos:
Reducción de a fotosíntesis. La savia es pobre en proteínas y rica en azúcares, por lo que los áfidos deben tomar gran cantidad de savia para conseguir suficientes proteínas. Así, los pulgones excretan el exceso de azúcar como melaza que se deposita en el envés de las hojas y cayendo al haz de la hoja de abajo. Este exceso de melaza favorece el desarrollo de mohos de hollín, tizne o negrilla (Cladosporium spp.), lo que da lugar a una reducción de la actividad fotosintética de la planta y un descenso de la producción. Cuando este hongo mancha los frutos, deprecia su valor comercial.
Pueden transmitir a la planta sustancias tóxicas.
Vectores de virus fitopatógenos. Los áfidos pueden transmitir hasta 117 tipos de virus fitopatógenos. Los pulgones son el grupo de insectos más eficaz en cuanto a la transmisión de virosis, normalmente es realizada por las formas aladas. En los cultivos hortícolas destaca la transmisión de los virus CMV y PVY en solanáceas y CMV, WMV-II y ZYMV en cucurbitáceas.
Métodos de control
Realizar tratamientos precoces, antes que la población alcance niveles altos.
Realizar los tratamientos de forma que alcance bien el envés de las hojas.
Cuando por la intensidad del daño no se pueda alcanzar la plaga en los tratamientos, se recomienda la utilización de productos con acción sistémica.
ACAROS Y COCHINILLAS
En los últimos años se está observando un incremento de plagas y enfermedades que están afectando seriamente la salud de nuestros jardines. Seguramente favorecido por el cambio de las condiciones ambientales y el significativo aumento de las temperaturas que estamos sufriendo.
Hay varias plagas de insectos que absorben la savia, debilitando nuestras plantas y favoreciendo la aparición de otras enfermedades.
Identificar los primeros síntomas a tiempo, permitirá actuar rápidamente para neutralizar el agente patógeno que amenaza la salud de sus plantas Impidiendo que sufra graves daños
COCHINILLAS
Hay varios géneros pertenecientes al suborden Homoptera, del orden Hemiptera.
Estos insectos tienen un aparato bucal chupador-picador y se alimentan de los jugos celulares de las plantas produciendo distintos tipos de daños. Al atacar a la planta emiten melaza, por lo que suelen ver a su alrededor hormigas que la aprovechan, además de instalarse sobre la misma hongos del tipo de fumagina. Según la especie y el clima del lugar pueden tener una o varias generaciones al año. En alguna fase de su ciclo tienen formas inmóviles que permanecen fijas en la planta y que se protegen con estructuras especiales segregadas por el propio insecto.
Algunos son polífagos, pudiéndose encontrar en un gran número de plantas. Otros por el contrario son más específicas, alimentándose de una o unas pocas especies vegetales. Pueden aparecer sobre hojas, troncos, frutos o raíces según la especie.
Daños:
Debilitan las plantas al absorber sus jugos. Algunos pueden ocasionar la muerte de ramas y pies completos. Las negrillas que crecen sobre la melaza son hongos que cubren con una capa negruzca la superficie sobre la que crecen. En sí mismos no son parásitos, pero dificultan la penetración de la luz hasta las hojas y el intercambio gaseoso necesario para la planta.
Las cochinillas también producen daños estéticos al enrollar y deformar hojas, tallos tiernos y flores de algunas especies.
Elementos de diagnóstico: Las hojas y corteza de la planta o los objetos que se sitúan debajo de aparecen con puntitos brillantes que son las gotitas de melaza que emiten estos insectos.
Presencia del insecto. Observación de las estructuras fijas.
Presencia de fumaginas.
Deformación de hojas, brotes y capullos, así como decoloraciones de los elementos vegetales afectados.
Métodos de control:
Los primeros pases con tratamientos químico-biológicos son los más importantes, ya que disminuyen en gran medida la capacidad de proliferación de la plaga. No hay que esperar a que las plantas estén invadidas, sino que es preferible atajar el ataque desde la aparición de los primeros individuos.
También se debe actuar contra las fumaginas.
Cada vez que se repitan tratamientos, es conveniente alternar las materias activas para evitar resistencias a los otros productos.
ÁCAROS
Artrópodos pertenecientes al grupo Arachnidae.
Los géneros de la familia Tetranychidae (Tetranychus urticae, Bryodia kissophila, Oligonychus ununguis y otros) pueden ser fitoparásitos y causar graves daños. Los pertenecientes a la familia Eriophydae son productores de agallas, bronceados y erinosis, normalmente poco importantes.
Estos insectos suelen ser muy polífagos, pero otros, como los Eriófidos, son más específicos.
Tienen aparato bucal chupador y se alimentan de los jugos celulares de sus huéspedes. Pueden desarrollar varias generaciones anuales y tienen gran capacidad de proliferación.
Su modo de alimentación, perforando las hojas para absorber los jugos celulares, produce un descenso en los niveles de clorofila y un aumento de evaporación a través de las hojas. Los ataques se ven agravados por su enorme capacidad reproductiva que hace que se presente un número elevadísimo de sobre las plantas huéspedes y que la extensión de la plaga sea muy rápida.
Les resultan favorables las condiciones de sequedad ambiental unida a temperaturas cálidas. Cuando se den condiciones metereológicas de este tipo, se puede esperar con seguridad que en algún momento puede surgir una plaga de ácaros.
Daños:
Debilitan a las plantas, ya que la absorción de sus jugos celulares produce un descenso de sus niveles de clorofila y, por tanto, de su actividad fotosintética. En ataques graves pueden provocar la caída prematura de las hojas.
Los daños estéticos derivan de la decoloración, pérdida de brillo, deformación y caída prematura de las hojas. Las alteraciones producidas por los Eriófidos suelen perjudicar más el aspecto estético que al estado sanitario de la planta.
Elementos de diagnóstico: Las hojas comienzan presentando clorosis y puntitos amarillentos o pardos que, en aquellas no muy gruesas, se pueden observar al trasluz. Posteriormente se abarquillan, se desecan y caen.
Los Tetraquínidos se observan fácilmente en la plata huésped.
Las erinosis y agallas producidas por algunos de ellos delatan la presencia de Eriófidos.
Métodos de control:
La lucha contra ácaros del jardín es básicamente terapeútica.
Es fundamental realizar un tratamiento de choque en los focos en los que se detectan los primeros daños. Casi siempre es necesario dar un segundo pase al mes o mes y medio. Suelen ser suficientes estos dos tratamientos para controlar el ataque.
HONGOS
Phytophthora Cinnamomi
Es un Oomicete que produce una fitopatología (micosis).
Vive en el suelo nutriéndose gracias a materias en descomposición, e inicia su destrucción por las raíces más pequeñas, avanzando de forma centrípeta con el fin de destruir el núcleo de la planta y su sistema conductor. Está incluido en la lista 100 de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Cuando está desarrollada en la planta es prácticamente imposible de erradicar, hay que prescindir de los ejemplares enfermos y proceder a la fumigación de los vivos para evitar su proliferación y tratar de salvarlos
Es muy importante conocer el ciclo fenológico y la relación de éste con el ciclo de vida del patógeno a fin de decidir el momento más apropiado para realizar el control. En nuestro caso las arizónicas presentan una desecación parcial, con zonas secas a causa de la asfixia radicular que produce el mal drenaje del sustrato. A la perniciosa falta de oxígeno a nivel de las raíces se suele sumar el ataque oportunista de agentes biológicos (hongos) a los que precisamente favorecen los terrenos con exceso de riego.
Especies muy sensibles a la Phytophthora
En las coníferas se muestra un secado progresivo en las ramas que ascienden desde la base del tronco hacia la punta de la copa. Si no se interviene rápidamente, la muerte está asegurada.
En los cítricos: debilitamiento general, brotes débiles, hojas pálidas y con nervios cloróticos, gomosis, agrietamiento de la corteza desde la base hacia arriba. Dependiendo de la gravedad del ataque se pueden secar solo unas ramas o el árbol entero.
En encinas y alcornoques se conoce como podredumbre radical o seca. Puede producir la muerte súbita o el debilitamiento progresivo del árbol.
Los cerezos y melocotoneros tampoco se libran: escasa brotación, hojas amarillas, defoliación, secado gradual de las ramas, exudación de resina, agrietamiento de la corteza…
El césped acabado de germinar o con mal drenaje es especialmente sensible: se muestran desecaciones irregulares que se van extendiendo, originando calvas cada vez mayores.
OIDIOS
Existen varios géneros. Los más importantes son Uncinula sp., Erysiphe sp., Sphaeroteca sp. y Microsphaera sp.
En zonas cálidas y templadas estos hongos atacan fundamentalmente a robles (Quercus sp.), plátano de sombra (Platanus x hispánica), árbol de Júpiter (Lagerstroemia indica), dalias (Dahlia sp.) y Phlox paniculata, aunque puede encontrarse en otras especies.
Los oidios son parásitos obligatorios y necesitan material vegetal vivo para poder sobrevivir. Pueden desarrollarse sin lluvia ni rocio, tan solo necesitan humedades ambientales entre el 70 y el 80 % y temperaturas suaves.
Se caracterizan por su micelio superficial, generalmente blanco y pulvurento, que se extiende recubriendo los órganos atacados.
Elementos de diagnóstico:
En primavera comienzan a aparecer sobre las hojas, yemas, capullos y brotes jóvenes, manchas circulares pulvurentas blanquecinas. Si la enfermedad progresa, las manchas se unen y las partes atacadas se deforman y pueden adquirir un color pardo, más tarde se secan y caen. El ataque continúa hasta que la sequedad ambiental lo hace detenerse y se reanuda cada vez que las condiciones ambientales de humedad son favorables.
Métodos de control:
Puesto que el micelio se desarrolla sólo en la superficie de las plantas, es una de las enfermedades de los parques contra las que se puede luchar fácilmente de forma terapeútica siempre que se actúe de manera rápida desde la detección de los primeros síntomas. Se realizará una pulverización cuando aparecen los primeros síntomas. Se repetirá el tratamiento en cada nueva aparición del hongo.
Las partes afectadas no suelen recuperarse de los efectos estéticos por lo que a veces es necesario eliminarlas si el estado de las plantas lo aconseja.
COLEÓPTEROS
GALERUCA DEL OLMO
Es un pequeño Coleóptero que, tanto en estado larvario como adulto, se alimenta de hojas del Olmo, según su grado de afectación puede acabar secándolos. Aunque no perjudica la salud de las personas, genera muchas molestias a la ciudadanía. Entre otras consecuencias transmite la grafiosis del olmo.